¿Qué comen en su última cena los condenados a pena de muerte?




Hace unos años, el Departamento de Justicia Criminal de Texas (EE UU) realizó un pormenorizado (y en cierto modo macabro) estudio que mostraba que quienes se encuentran en el corredor de la muerte suelen demandar para su última comida hamburguesas dobles con queso, patatas fritas, ensaladas, huevos fritos, enchiladas y jalapeños picantes, además de helados. Las pizzas y el pollo frito también suelen aparecer entre las peticiones. Es decir, principalmente comida rápida, y nada de delicatessen.


Hay otros que se conforman con una lata de pepinillos (Stacey Lawton), un zumo de naranja (John Thompson) o un yogur (James Smith). Y en el polo opuesto se sitúa Gary Carl Simmons Jr., un prisionero de Missisipi condenado a muerte recientemente por desmembrar a un joven de 21 años y violar a su novia, que pidió para su última cena tal cantidad de comida que su contenido calórico era de 29.000 kilocalorías, aproximadamente lo que come una persona normal a lo largo de dos semanas.