¡Justin Bieber le apunta al padre de Selena Gómez con una pistola!


¡Justin Bieber le apunta al padre de Selena Gómez con una pistola!
En una fotografía publicada en la cuenta de Twitter de Selena Gomez, se ve al cantante apuntando a una persona con un arma.
Cada vez falta menos para el estreno de Spring Breakers, película protagonizada por Selena Gomez y la ex High School Musical Vanessa Hudgens. En tanto, la actriz publicó en su cuenta de Twitter una imagen tomada en el set de filmación en la que se ve a Bieber con un arma en la mano junto a su novia y otra persona más.
 
Las repercusiones comenzaron en la red social luego de que Selena publicara la polémica fotografía. A partir de ese momento, algunos medios norteamericanos se hicieron eco de lo ocurrido y criticaron al cantante, tildando de irresponsable la situación.
 
"Justin, te guste o no, eres un modelo a seguir y millones de fans, 27 en Twitter, siguen cada movimiento tuyo. Tenés el poder en esta industria y sostener un arma es simplemente estúpido", publicó Hollywood Life. 
 
Globe and Mail por su parte, escribió "Las armas están en las mentes de todos y son una seria crisis en Estados Unidos y Canadá. Para todos, excepto tal vez, para Justin Bieber".
 
También por Twitter la estrella adolescente publicó una imagen en la que muestra su flamante tatuaje y en la que se le ve tirado en la cama con poca ropa: "Mi nuevo tatuaje es una corona, por si no lo notaron".

Obama estuvo en Marte y otras 6 leyendas urbanas


Obama estuvo en Marte y otras 6 leyendas urbanas
Obama estuvo en Marte Así lo afirman los ingenieros y escritores Andrew D. Basiago y William B. Sillings, quienes aseguran que en 1980 formaron parte de un proyecto secreto de la NASA para enviar diez jóvenes a Marte.
Y según sus delirantes declaraciones, uno de aquellos viajeros era nada menos que el actual presidente de EEUU, Barack Obama. Dicen que en el período comprendido entre 1981 y 1983, los diez elegidos fueron teletransportados al Planeta Rojo a través de una “sala de salto” ubicada en un edificio situado en el número 999 del Sepulveda Boulevard de Los Ángeles .
 
El supuesto objetivo de la misión era construir una instalación minera en Marte. Basiago y Sillings afirman que, hasta la fecha, 87.000 jóvenes han sido enviados a Marte, pero solo siete mil de estos viajeros siguen vivos.
 
El cine lleva más de 40 años advirtiéndonos de los planes pérfidos de una tropa de monos que podrían apoderarse del planeta. Aunque la posibilidad es descabellada, desde la primera entrega de la saga, en 1968, El planeta de los simios viene trazando una imagen de la raza humana miserable, avara y devastadora. Si a esto se le aplica, además,  la idea del realismo ingenuo –es decir, que creemos que solo nosotros sabemos la verdad mientras que los demás tienen una visión limitada del mundo–, entonces la mesa está preparada para creer en las conspiraciones.
 
 
El cerebro manipula los datos que recibe
Si un paciente comenta en una consulta que el atentado contra las Torres Gemelas fue obra de la CIA para justificar la invasión de Irak, o que la debacle financiera se debe a un complot mundial, se le diría que sufre delirio. Ahora bien, si la misma idea es compartida por un grupo, perdería cualquier atisbo de desvarío. ¿Cómo maneja el cerebro nuestras creencias? ¿Es capaz de filtrar la información ante una teoría conspirativa? ¿Se inclina por el desacato o más bien se rinde ante cualquier tentativa de adoctrinamiento?
 
 
El neuropsicólogo Javier Tirapu nos acerca las respuestas, no sin antes aclarar que la conspiración está en la sustancia humana. Observemos a nuestros parientes más cercanos, los simios. “¿Conspiran o es que no les interesa el poder y la jerarquía en el grupo? ¿No es posible, cuando los bienes escasean, que unos grupos accedan a ellos para garantizar su supervivencia mientras que otros urden un plan para arrebatárselos?”
 
Su vida, centrada en relaciones de dominación y sometimiento, alianzas, y una rivalidad permanente, hace irrefutable una idea: todo aspirante al poder tiene algo de simio, confabula y urde un plan. 
 
Al hablar de credulidad y de cómo se forjan nuestras creencias, Tirapu menciona ambos hemisferios cerebrales y el diálogo continuo entre ellos: “Cada uno posee sus propias sensaciones, percepciones, y su propia cadena de recuerdos. Si no tenemos una mente suficientemente abierta como para entender una concatenación de causas, es muy probable creer en un complot mundial”, responde Javier Tirapu.
 
 
Hasta llegar a tal conclusión, el hemisferio izquierdo ha tenido que cribar todo ese aluvión de información y ordenarla en su esquema de creencias, destruyendo o distorsionando cualquier dato que atente contra él. “Son mecanismos de defensa que impiden que el cerebro se vea abocado a la incoherencia y a la falta de dirección ante varias posibilidades. Por eso, la estrategia del hemisferio derecho es actuar, cuestionando ese statu quo e imponiendo un cambio de paradigma”, explica Tirapu. Lo difícil es reconciliar estos dos hemisferios.
 
Dice el psicólogo californiano Michael Gazzaniga, de la Universidad de Santa Bárbara, que si nos parásemos a pensar por qué creemos una teoría, nuestro argumento siempre sería falso: “El intérprete (o hemisferio izquierdo) nos dice las mentiras que precisamos para creer que mantenemos el control”. Asiste perplejo a las respuestas automáticas y trata de encajarlas en una ficción coherente, la ficción de cada vida.
Pero el cerebro no actúa solo.
 
 
El poder de una buena rima
Quien narra la conspiración cautiva porque posee un discurso coherente, datos novedosos y tramas muy bien trenzadas. Los psicólogos Matthew McGlone y Jessica Tofighbakhsh comprobaron que las palabras bien utilizadas y con rima son un arma de persuasión infalible.
 
Los géneros de ficción han sabido explotar todos estos poderosos agentes psicológicos que entran en juego en cualquier teoría conspirativa, con obras cuyo punto en común es su potencial dramático y el manejo de los hechos, tan tendencioso que desafía toda lógica. Se añade el efecto arrastre, que lleva a creer en aquello que cree la mayoría.
 
En torno a la Guerra Fría, por ejemplo, se han maquinado decenas de teorías conspirativas que han reverberado en títulos como Dr. Strangelove, en la que Stanley Kubrick plantea una conspiración comunista para fluorizar el agua. Otro buen ejemplo es el éxito de El código Da Vinci, con más de 80 millones de ejemplares vendidos.
 
Pero ¿y si, como cree Jack Hodgins, personaje de la serie Bones, el enemigo existiese de verdad? “Somos nosotros”, dice Javier Tirapu, “los que vamos a dotar de verosimilitud o de fabulación al relato, a partir de nuestro modo de interpretar el mundo. Por tanto, si existe o no un enemigo imaginario, no lo va a valorar tanto el propio sujeto, sino el patrón que ha formado su cerebro. Y aceptará de mejor grado aquella teoría más congruente con sus ideas”. Además, son tantos los puntos ciegos de las versiones oficiales de cualquier hecho que el apego a las teorías conspirativas estaría justificado aunque solo fuera por la descarga emocional que aporta.
 
 
El pensamiento maquiavélico
Sin embargo, la realidad es que muchos estudios han relacionado las creencias conspirativas con la falta de confianza, sentimientos de impotencia e ideas paranoicas. No obstante, Tirapu apunta otra línea de investigación que afirma que quienes creen en las teorías de conspiración podrían ser personas de mente más abierta.
 
Un estudio de la Universidad de Winchester demostró que los voluntarios que puntuaban más alto en los ítems de curiosidad intelectual e imaginación activa eran más propensos a apoyar explicaciones alternativas para los ataques al World Trade Center. Así, los psicólogos consideran que quienes tienen más creatividad también son más abiertos a las ideas conspiracionistas.
 
Tanto mujeres como hombres pueden ser igualmente propensos a creer en una idea conspirativa. No obstante, otro indicador de conspiración es el pensamiento maquiavélico; es decir, las personas que son más propensas a creer que los demás conspiran es porque ellos mismos lo harían si les diesen la oportunidad.
 
 
Lo peor es que esta propensión a creer en teorías conspirativas podría llevar a la incongruencia con tal de mantener una oposición a la versión oficial, según acaba de revelar un estudio en la Universidad de Kent.
 
Sus autores preguntaron a 137 universitarios si creían que la muerte de la princesa Diana fue provocada por los servicios de inteligencia. Curiosamente, los que sí lo creían no descartaban tampoco que la princesa fingiera su propia muerte para “llevar una vida aislada”. Igual ocurrió con Bin Laden. Los que pensaban que ya estaba muerto en el momento del asalto también eran más propensos a pensar que “aún sigue vivo”.   
El estudio concluye con una idea: “Ocultar información importante o dañina lleva a creer ideas incompatibles entre sí”.
 
¿Cómo es esto posible? “Para los teóricos de la conspiración, aquellos que están en el poder son vistos como falsos, y cualquier explicación alternativa es más creíble», aseguran los autores. 
 
La desconfianza y el miedo llevan a creencias que no requieren un examen previo de los datos, ni, por supuesto, su posterior análisis. 
 
Pero así somos. Nos ponen el arenque rojo, es decir, una información sesgada, y mientras seguimos el rastro de su olor hemos distraído nuestra atención. Y eso que al final, como decía el filósofo austriaco Karl R. Popper: “Los conspiradores rara vez consuman su conspiración”.
 
 
Fuente: quo

El pez con "cara humana" tiene intrigado al mundo

Su anatomía indefinida ha dejado boquiabiertos a los visitantes. Al verlo de perfil, es posible observar cómo por encima de su rostro sobresale una protuberancia (para algunos un cuerno de unicornio, para otros una naríz de Pinocho).Gran impresión entre los asistentes al acuario Wyemouth, de Inglaterra, ha causado un extraño pez con "cara humana".
A la vez su cara tampoco pasa desapercibida. Con un rostro con expresiones casi humanas, el curioso pez se vuelve hasta tenebroso.
Al extraño animal también se lo suele llamar Nimrod, en honor al avión usado por la fuerza aérea en misiones especiales, debido al parecido entre la trompa del animal y la aeronave.
Mucha curiosidad se ha despertado a nivel mundial tras darse a conocer las imágenes del extraño ejemplar.
Fuente publimetro.cl

Sorprendentes transformaciones: lo que el gimnasio y comer bien puede hacer




Definitivamente, cuando nos lo proponemos podemos llegar a hacer cosas aparentemente imposibles. Tal es el caso de estas personas, ejemplos vivientes de la perseverancia; hombres y mujeres de distintas edades que decidieron bajar de peso en base a ejercicios físicos de gimnasio, ayudados por una dieta adecuada.


Los resultados son sencillamente sorprendentes.


¿Para que someterte a una operación y arriesgar la vida? Pero si con unos cuantos meses de no comer fritos, grasas, dulces y refrescos tienes un cuerpo de revista. Puedes seguir comiendo carne, pescado y demás... no es matarse de hambre si no cambiar de estilo de vida.
Por cierto al hacer ejercício se liberan endorfinas que ayudan a combatir el estrés.

La carretera de la Muerte



Los participantes del programa “Ice road truckers“ ("Desafio bajo cero" en español), acompañados por el fotógrafo canadiense Joey Lawrence, han hecho un viaje peligroso a la "Road of Death" (en español: Camino de la Muerte), que se encuentra en Bolivia y es considerado uno de los más peligrosos del mundo.
Después de este viaje las carreteras rusas le parecen autopistas inteligentes.

"Road of Death", con una anchura de 3,5 m está a una altitud de 1200-1800 metros. Fue construido en la década de 1930, por prisioneros paraguayos que participaron en la Guerra del Chaco. Muchos de ellos murieron durante la construcción ... Ahora ella quita la vida de cientos de automovilistas cada año. El camino angosto es sólo para el tráfico de una dirección, pero los automovilistas locales logran pasar por ella en ambas direcciones. Desafortunadamente, no hay otra opción para que los habitantes de Coroico. Para ellos, la "Ruta de la Muerte" - es el único camido de La Paz a la civilización.
Acompaña a los camioneros Hugh Rowland y Rick Yemm por su nueva aventura.