Pakistán, refugio de los más buscados

Bin Laden, Al Zawahiri y Hafiz Saeed


Osama Bin Laden, 50 millones de dólares. Su sustituto al frente de Al Qaida, Ayman Al Zawahiri, 25. Y Hafiz Saeed, 10. El líder de la organización fundamentalista Jamaat ud Dawa (JuD) es el último en sumarse a la lista de los hombres más buscados de Estados Unidos y, como los dos anteriores, se encuentra en Pakistán. A Saeed, de 62 años, le acusan de ser «el cerebro de los atentados de 2008 en Bombay», en los que un comando formado por diez terroristas acabó con la vida de 165 personas en una serie de ataques coordinados en la capital financiera de la India.

A diferencia de Bin Laden o Al Zawahiri, el clérigo no vive escondido en una cueva en la zona tribal fronteriza con Afganistán, sino que se mueve libremente por todo el país, tiene una red de oficinas, un número de teléfono al que responde cuando le llaman los periodistas y, desde que se puso precio a su cabeza, ofrece ruedas de prensa para arremeter contra Washington. La última la celebró en un hotel de Rawalpindi, ciudad situada junto a Islamabad, para mostrar su disposición a «comparecer ante cualquier tribunal estadounidense o ante cualquier institución que puede aportar una prueba contra mi persona».

Saeed ofrece ruedas de prensa para arremeter contra Washington
Saeed, fundador del mítico grupo yihadista Lashkar e Taiba (LeT) en los ochenta para combatir contra los rusos, primero, y después contra India en Cachemira, compareció junto al maulana Samiul Haq, responsable del Consejo de Defensa de Pakistán (grupo formado por los 44 partidos religiosos más importantes del país), que como muestra de solidaridad anunció «una protesta nacional tras la oración del viernes». Este consejo, del cual Saeed es un miembro destacado, ha realizado grandes concentraciones en las últimas semanas para pedir que su gobierno mantenga cerrada la ruta de aprovisionamiento de la OTAN en Afganistán, medida adoptada en noviembre tras un ataque americano por error a un puesto fronterizo que acabó con la vida de 24 miembros de la Guardia de Fronteras. Pakistán es vital para el suministro de las tropas internacionales y su colaboración resulta esencial también para el proceso de repliegue que concluirá en 2014.

Seis meses de arresto
El hombre de los 10 millones de dólares cuenta con muchos seguidores y su grupo, que se presenta como organización de caridad, juega un papel importante en zonas desfavorecidas, por lo que su muerte podría provocar gran revuelo social. Tras los ataques de Bombay permaneció seis meses en arresto domiciliario, pero fue absuelto por falta de pruebas, lo mismo que el resto de sospechosos de primera fila. Tanto LeT, antes, como JuD (en realidad la misma formación, pero con distinto nombre tras 2002 debido a que fue incluida en la lista de grupos terroristas por parte de EE.UU.), son los principales sospechosos de planear y llevar a cabo ataques contra la India en los últimos años.

Los analistas ven en esta medida un doble gesto. Por un lado es un guiño hacia el socio indio por parte de Estados Unidos, no en vano el anuncio de la recompensa lo realizó Wendy Sherman, subsecretaria del Departamento de Estado, durante su visita de esta semana a Nueva Delhi y en la antesala de un viaje programado por el presidente de Pakistán, Ali Zardari, previsto para el domingo. Pero por otro constituye un episodio más en el distanciamiento con Islamabad, con quien la falta de confianza es cada vez mayor desde la operación que acabó con la vida de Bin Laden en Abotabad, a escasos 120 kilómetros de la capital, hace un año. Pese al ruido generado por los medios, en Pakistán pocos apuestan por el encarcelamiento de Saeed ya que sus fuertes conexiones con el todopoderoso servicio de inteligencia, ISI, le han mantenido al margen de cualquier sanción hasta el momento y sigue siendo una pieza fundamental en Cachemira.

Por www.abc.es