John Cisca, un profesor de ciencias de un instituto de Iowa (EE.UU.), demuestra todo lo contrario. Se alimentó durante 90 días únicamente con productos procedentes de McDonald’s y consiguió adelgazar 17 kilos y bajar su colesterol de 173 a 113.
¿El secreto? El secreto para perder peso está en que limitó las calorías diarias a 2.000 y comenzó a caminar 45 minutos cada día, cosa que antes no hacía. Es decir redujo el ingreso calórico y aumentó su gasto.
Eso sí, asegura que tomó Big Macs, batidos y helados sin problemas. Los combinaba con platos más ligeros como ensaladas, bocadillos de claras de huevo y avena con frutas y leche desnatada en el desayuno.
El objetivo de este profesor era demostrar a sus alumnos que para llevar una dieta sana lo más importante es elegir con cabeza los alimentos que comemos y sus cantidades, no tanto el sitio en que los comes.
El caso opuesto a “SuperSize Me”
No todo el que ha realizado algo similar ha conseguido el mismo resultado. La película “SuperSize Me” muestra el lado opuesto. Su autor, Morgan Spurlock, engordó 11 kilos y sufrió daños en el hígado después de estar un mes comiendo en la misma cadena de comida rápida.
De hecho los expertos aseguran que elegir un menú bajo en calorías en un establecimiento como McDonald’s es posible, pero no es lo que nos invitan a hacer en este tipo de sitios. Es mucho más fácil escoger una opción cargada de calorías.
¿Dieta equilibrada?
Es posible adelgazar, controlando las calorías. Pero… ¿se puede llevar una dieta equilibrada comiendo a diario en estos establecimientos? Difícilmente.
De hecho el profesor que llevó a cabo el estudio comía todos los días lo mismo, ya que la cadena de hamburguesas no le permitía demasiadas opciones para mantener constantes las calorías.
Los expertos recuerdan que, aunque sea posible perder peso con comida rápida, no es de forma sana y equilibrada. No hay que olvidar que unas patatas fritas y un Big Mac tienen el 70% de la cantidad diaria recomendada de sal y un 64% de las grasas que debe tomar un hombre adulto.
