12 lecciones de cine para robar un banco según Hollywood


A Jesse Eisenberg (el chico de La Red Social) le han puesto un chaleco cargado de explosivos y le han dado 10 horas para atracar un banco. No es más que un ‘pringao’ que no ha hecho nada de provecho con su vida y que trabaja de repartidor de pizzas para subsistir.

Ese es el argumento de 30 minutos o menos, una película muy para adolescentes. Metido en un lío de tal calibre solo puede salir de él con la ayuda de su mejor amigo.


Este tiene la teoría de que todo lo que hay que saber para atracar un banco está en Le llaman Bodhi. No le falta razón, pero siempre conviene abrir un poco más el abanico de estrategias por si acaso. Que lo de robar un banco no es tan fácil como lo pintan en las películas y no siempre sale bien ni siquiera siguiendo estos consejos al pie de la letra. Recopilación de robos fallidos y estúpidos



1.- No actuar nunca a cara descubierta: Esto es de libro. Bueno, quizá en este caso sea más apropiado decir de guión de cine. En Le llaman Bodhi los protagonistas, como bien recuerda el personaje de Aziz Ansari en 30 minutos o menos, usaban caretas de los presidentes de Estados Unidos para cubrir su rostro. Un pasamontañas o una media también sirven, pero lo de las caretas tiene más gracia.



2.- Buscar un cómplice que le cubra a uno las espaldas: Imprescindible. Una sola persona no puede atracar un banco y salir airosa casi nunca. Por eso siempre es mejor tener a alguien de confianza cerca que se encargue de esperar en el coche para huir, por ejemplo. Si la de ladrón de bancos va a ser la profesión elegida, quizá no sea tampoco mala idea que ese cómplice sea también la pareja sentimental, como en Bonnie y Clyde. De esta manera se evita el engorroso asunto de las excusas y la doble vida. Todo queda en casa.

3.- Tirar de carisma siempre que haga falta: Una cosa está clara, robar a un banco siempre está mejor visto que hacerlo a un pobre ciudadano de a pie siempre y cuando se haga sin violencia. Si a esto se le une el carisma de personajes como Dillinger, la opinión pública es capaz de convertir al ladrón en un héroe. Así se contaba la historia del que fuera enemigo público número 1 de Estados Unidos en Enemigos Públicos. El protagonista era Johney Depp en la piel del atracador al que la gente aplaudía y los medios de comunicación adoraban.



4.- Hacerlo desde dentro: Ese era el plan perfecto de Atraco a las tres. Galindo (José Luis López Vázquez) era el empleado de una sucursal al que un día se le ocurre la genial idea de convencer a sus compañeros para dar el palo en su propio banco. El plan no pintaba mal, ya que ellos son quienes mejor conocen la oficina y sus medidas de seguridad. Aunque es posible que a Eisenberg esto no le sirva de ayuda. Solo tiene diez horas para perpetrar el robo o saltará por los aires.

5.- Tener un plan de huida trazado: La cosa siempre puede salir mal y torcerse en cualquier momento. Por si esto pasa, tener un plan de escapada previsto puede ahorrar muchos disgustos con la policía. Paul Newman y Robert Reford huían en Dos hombres y un destino a México y aunque en un principio siempre se pensó que no les había salido bien, lo cierto es que según Mateo Gil el primero, Butch Cassidy, consiguió salvar el pellejo y se hizo viejo como ganadero en Blackthorn.



6.- Parecer inocente: A algunos ladrones se les ve venir a la legua, sin embargo, las chicas de El palo tenían toda la pinta de ser más inocentes que otra cosa. Eso puede ayudar en un primer momento. Sobre todo para no levantar sospechas nada más cruzar la puerta del banco. Eisenberg tiene cara de bueno (más o menos) así que eso que se lleva para empezar a trazar su plan.

7.- No liarse con el agente encargado de la captura: Es una estupidez y está condenado al fracaso. Porque al final uno de los dos tiene que elegir cambiarse de bando o la cosa no funciona. Para Jennifer López, agente federal en Un romance muy peligroso, fue todo un jaleo cuando se quedó prendada de George Clooney, ladrón de bancos huido. Y por si esto fuera poco, encima ella era su rehén. Aquí hay conflicto de intereses seguro.



8.- En caso de fuerza mayor, tomar rehenes: No es la mejor idea. Lo ideal es optar por un atraco limpio. Entrar y salir en el menor tiempo posible. Pero a veces el asunto se complica, como le ocurrió a Clive Owen en Plan oculto. Se vio acorralado y no le quedó otra que tomar rehenes para negociar una salida airosa.



9.- No convertir el robo en un reality: Esto solo le pasa a los aficionados. Como los protagonistas de Tarde de perros. Entraron a robar un banco y lo que parecía una operación rápida se enredó tanto hasta convertirse en un episodio retransmitido en directo por la televisión. Y eso que uno de los delincuentes era Al Pacino. Le pilló demasiado joven.



10.- Evitar a toda costa un enemigo como Al Pacino: Ese fue el principal problema de Robert DeNiro en Heat, tener al mismísimo Al Pacino como enemigo. Un agente empeñado en dar caza al ladrón, con mucho carácter y un nombre que salvar nunca es buena opción como antagonista. Así no hay quien prospere en la delincuencia.

11.- Un poco de magia puede venir bien: Quizá de todos los consejos y estrategias a seguir, este sea el más complicado. En parte, también, porque no es muy propio de una película de atracos. Sin embargo, a Harry Potter y sus amigos les vino bien eso de las varitas y las pócimas para colarse en Gringotts y hacerse con uno de los horrocruxes que Voldemort había guardado allí. Tampoco le iba mal a Hyden Christensen tener la habilidad de aparecerse donde le diese la gana para hacerse con un pastón de forma muy limpia en Jumper. Entraba en la cámara de seguridad, llenaba la bolsa y volvía a salir como si nada.

12.- Estar loco de remate: Así estaba el Joker de la última de Batman, El caballero oscuro. Al comienzo de la película, Heath Ledger atracaba un banco con sus compinches y después se los cargaba a todos. Hay que estar muy loco para eso, pero lo cierto es que de esta forma se quedaba con todo el botín para él solito.




Fuente: lainformacion.com