¿Sabes seducir? Te ayudamos

Cuando pensamos en seducción pensamos en misterio y erótica. En utilizar nuestras habilidades para manipular a otros en nuestro favor…cuando pensamos en seducción solemos relacionarlo con un objetivo sexual.
Seducir no solo se limita al área sexual, sino que seducimos diariamente para conseguir cosas. Estas cosas tampoco tienen por qué ser materiales, muchas veces seducimos para ser aceptados, gustar, para mejorar nuestra autoestima etc. Por supuesto también la utilizamos para lograr cosas mucho más tangibles.

Somos seductores natos

Tanto hombres como mujeres seducimos desde pequeños. Todos los bebés se dan cuenta de lo que lo que los adultos aprecian de ellos y como pueden utilizarlo para obtener atención, cariño ¡o chuches! Ponen miraditas, hacen pucheros, sonríen, bailan y cantan… ¡sus primeros años los basan en seducir!
Con el tiempo perdemos esa capacidad, la de reconocer nuestros puntos fuertes y lo que funciona para atraer a las personas. Se nos olvida o no queremos recordarlo y así nos perdemos las grandes ventajas de la seducción.

Elabora tu estrategia

Se valora negativamente el hecho de que para seducir tengas que hacer una estrategia. Tenemos que pensar que lo hacemos continuamente, cuando vamos a una entrevista de trabajo seducimos, ¿y qué hacemos? Tratamos de vestir adecuadamente, llevamos el CV adaptado al puesto etc. También podemos probar a ir en chándal y sin CV y lo mismo nos dan el puesto, pero tendremos más posibilidades si estudiamos que buscan de nosotros y que podemos ofrecer y elaborar una estrategia.
En la seducción con fines eróticos o amorosos también se ve mal o poco espontáneo elaborar una estrategia para seducir pero es lo más eficaz y forma parte del aprendizaje, poco a poco las estrategias nos saldrán naturalmente.
Se suele pensar que seducir es engañar, que es disfrazarnos de algo para lograr otra cosa. Es cierto que mucha gente hace eso, inventa características o habilidades que realmente no tiene para conseguir algo, pero el lograr un objetivo por medio de engaños no es una buena idea, las mentiras se pillan en seguida y el objetivo se pierde.

Conócete a ti mismo

Seducir trata de conocernos y analizar cuales son aquellas cosas que creemos que son nuestros puntos débiles y observarlas desde un punto objetivo: ¿realmente son mis puntos débiles? ¿o es un mensaje que de tanto repetírmelo he acabado creyendo? Una vez analizado este punto, vemos con qué características estoy más cómoda/o en la seducción, puesto que la persona más importante del proceso eres tú.
Seducir trata de sacar nuestras cosas positivas y elevarlas a la máxima potencia. Parte de una base de autoconocimiento; debemos conocer nuestros puntos fuertes para sacarles partido y esto lleva un proceso de aprendizaje muy importante. La idea es entrenarse en la seducción, de forma que al seducir destaquemos nuestros puntos fuertes y consigamos lo que queremos de una forma que la otra persona no pierda, un modelo de tu ganas -yo gano.

Deshazte del miedo al rechazo

En ocasiones podemos tener miedo o vergüenza a seducir, por miedo a ser rechazados lo que nos llevaría a una sensación de inferioridad que, lógicamente, queremos evitar. Para empezar debemos admitir ese miedo y estar dispuestos a que eso puede ocurrir pero no nos va a matar. Y apreciar el error como una parte más del proceso de aprendizaje. Alegrarnos con él, porque gracias a él sabemos qué no hacer en la siguiente ocasión.
Está muy ligado el concepto de seducción al de belleza física, pero no tiene nada que ver. Si influye muchísimo la seguridad en si mismo, y esto tiene que ver con como nos sentimos con nuestro cuerpo. Es importante el cuidado personal, pero sobre todo la salud y la actitud ante la vida. Si no estamos enamorados de nosotros mismos, es muy difícil que podamos enamorar a otra persona.
Puedes buscar tus puntos fuertes y destacarlos, no solo estoy hablando de las virtudes físicas sino, sobre todo, de actitud. Un carácter alegre, el sentido del humor, una sonrisa, una mirada…pueden seducir con más potencia que cualquier cuerpo esbelto.
Y, sobre todo, valorarte como ser individual, sin depositar tu estima en si gustas o no a otra persona.
Sedúcete primero a ti mismo, gústate y apréndete.