Reaparece en la comida de año nuevo felicitando «un próspero 1994» tras veinte años desaparecido

MG_nochevieja_interior
Si durante la fiesta de año nuevo a todos se nos va un poco la mano con la bebida, a Antonio Hernández (Toñín) se le fue la cosa a años luz de distancia. El pasado día 1, durante la típica comida de año nuevo, la familia Hernández se llevó el susto de su vida. Ya puesta la mesa, intentando superar la efeméride del hijo perdido hace más de veinte años durante una fatídica Nochevieja, la puerta se abrió, dando paso a lo que parecía ser un sin techo que se había apropiado de las llaves de su hogar. El mendigo, completamente bebido, se tambaleó hacia los allí presentes. Vestido con unos pantalones tejanos andrajosos y una camiseta de ACTV, abrazó a la señora Hernández y gritó: “¡FELIZ MIL NOVECIENTOS NOVENTA Y CUATRO, FAMILIA! ¡OS QUIERO!
En aquel momento los Hernández quedaron petrificados. A pesar de los años pasados, la similitud de aquel sin techo con su hijo desaparecido era evidente. ¡Bingo! El desconocido en cuestión resultó ser Toñín que, borracho como una cuba, había vuelto a casa.
Unas horas, un susto y dos infartos de miocardio después, los padres de Toñín reconocieron a su retoño que, después de dormir la mona, les contó su historia. Al parecer, se le “había alargado un poco la fiesta, pero no quería avisar, por si los despertaba y los asustaba”. Según el relato del desaparecido, tras el cotillón, la fiesta y los churros tradicionales no se le había bajado la mona, con lo que siguió de fiesta con un par de compañeros más.
“No veas lo bien que lo hemos pasado” - comenta Toñín - “Y, sí, no nos dimos cuenta de que habían pasado 20 años. Bueno, la música ya al final nos parecía así como malucha. Ya no ponían makinuli buena ni nada. Pero bueno, había que darlo todo por la fiesta”. En opinión de los padres de Toñín, todo se desmadró por las malas compañías: chicas, dinero, reputados cañeros valencianos… que llevaron a su hijo por el mal camino. Pero todo queda perdonado tras el feliz reencuentro.
Por otro lado, fuentes médicas aseguran que resulta imposible pasar 20 años borracho, excepto en casos muy excepcionales como Ernest Hemingway o Massiel. El caso de Toñín se añade a esta lista de esponjas excepcionales. Aun así, Toñín no ha sido del todo irresponsable. Borracho perdido ha sido capaz de sacarse una Diplomatura en Caminos, Canales y Puentes, criar un hijo e incluso regentar un conocido bar de la zona. Eso sí, siempre de fiesta.
Así, finalmente, la familia Hernández puede descansar tranquila. Y, aunque ya habían tirado la habitación “del puto niño fiestero” a la basura para montar un salón de juegos, aceptarán el regreso de su retoño al hogar. Aunque no por mucho tiempo. Toñín ha asegurado que, en cuanto recupere fuerzas, vuelve a salir. “Eso sí, esta vez vuelvo pronto” - nos ha asegurado.