Las 10 claves para que tu pareja sobreviva a la Navidad con tu familia

Estas fechas son una prueba de fuego para algunas relaciones porque él o ella quieren evitar reunirse con la familia política

Las 10 claves para que tu pareja sobreviva a la Navidad con tu familia
No cabe duda de que la Navidad es una prueba de fuego para algunas parejas. Aquellas para las que el resto del año supone un mal «trago» recibir en casa la visita de los suegros, acudir a bodas, bautizos, comuniones o resto de reuniones con la familia política porque se genera cierta tensión con algunos de sus miembros.
En fechas navideñas la tensión se agudiza, sobre todo cuando nuestra pareja se endada porque no quiere ir a la casa de nuestros familiares y mucho menos brindar con algunos de ellos desearles todo lo mejor para el próximo año y, menos aún, darse besos y abrazos o cantar juntos villancicos.
Lo peor de esta situación es ver que nuestra pareja sufre sentado en la mesa navideña familiar y que no disfruta como debiera del cochinillo asado ni el turrón. A nosotros también nos pasa factura porque no podemos estar relajados ante el cruce de miradas o pataditas por debajo de la mesa cuando alguien dice algo inapropiado.
Para evitar y suavizar al máximo estas situaciones Mila Cahue, psicóloga del área de pareja del Centro de Psicología Álava Reyes, recomienda las siguientes pautas:
1.- El primer concepto que hay que consolidar es que la familia «primera» es la que uno crea, no de la que uno procede. Con esto en mente, podemos empezar a organizar y a recolocar al resto de la familia y de los elementos que componen estas fiestas;
2.-No esperar al día 20 o al 23 para decidir o tener claro qué se va a hacer. Al menos con un mes de antelación, empezar a hablar con la pareja de las alternativas que han propuesto ambas familias, lo que les apetece hacer a ellos, las alternativas que presenta cada uno, y decidir cuál es la más adecuada para este año (el que viene, ya se verá. No se toman decisiones para siempre);
3.- De la misma manera, no esperar al día 20 o al 23 para informar a las respectivas familias de cuáles son los planes acordados por la pareja para este año. Al menos con un mes de antelación, empezar a hablar con las familias respectivas sobre los planes acordados previamente en pareja. Si hay que hacer alguna modificación acordada, todavía estamos a tiempo.
Es posible que uno prefiera callarse hasta el último momento para evitar un conflicto. Simplemente hay que tener en cuenta que, si a la familia le va a sentar mal, a primeros de mes el enfado va a ser menor que dos días antes. A mayor nivel de enfado, menor será la capacidad para resistirse y ceder. Por lo tanto, se trata de un error que hay que tratar de evitar a menos que uno tenga el temperamento a prueba de bomba.
Es mejor decirlo con tiempo, escuchar todos los reproches previstos o no y dejar que se calmen los ánimos. A veces uno no puede evitar el enfado de otros, pero lo importante es hacer lo que se haya acordado con la persona con la que se convive el resto del año.
4.- Dentro de la distribución que se planifique de visitas a distintas casas, es importante que alguna de ellas sea exclusiva de la pareja y/o de la familia que hayan creado. ¿No os habéis tomado nunca las uvas los dos solos? Quizás este año sea el idóneo. ¿O por qué no una cena especial de Nochebuena para dos junto a una chimenea?
5.- Si en algunos de los lugares a los que se ha decidido asistir existen conflictos importantes con una o varias personas, pero no se quiere hacer un feo importante a otras, acortar todo lo posible la estancia.
Si se trata de la cena de Nochebuena, acudir con un escaso margen previo y posterior. La comida de Navidad puede intercambiarse por un café o una merienda. La Nochevieja puede suponer saltarse la cena e ir a las 11 de la noche, para salir un rato después de las campanadas. Las dificultades pequeñas se toleran y se lidian mejor.
6.-Acordar con la pareja qué es lo que van a hacer los dos en caso de que se dé alguna situación conflictiva por algo o con alguien en particular (y que ya se puede prever, pues suele ser lo habitual en esos eventos familiares). Por ejemplo, en el momento en que uno acapara la conversación, cambiar de tema y que el otro le siga, para crear una dinámica diferente en el grupo; o si alguien es especialmente grosero o agresivo, cortar y cambiarse de habitación o de lugar en la sala (pero tienen que estar los dos actuando al unísono). Estos situaciones conflictivas también son momentos (magníficos) de complicidad para la pareja.
7.- Si alguno de los dos «flaquea» por algún tipo de presión momentánea, estar de acuerdo con la pareja en no ceder, darse un «tiempo aparte» (aunque sea en el baño) y acordar el nuevo posicionamiento. No tomar decisiones unilaterales, pues son letales para la relación.
8.- Controlar los pensamientos y, como consecuencia, las palabras y las acciones. Cuando llegan los días señalados, ya se ha marcado el ritmo, ya se han previsto las actuaciones y ya está uno preparado lo que haya que hacer. Distraerse todo lo posible fijándose en las partes agradables de cada momento y pensar que «hay que pasarlo», pero que ya está todo previsto y que se cuenta con el apoyo recíproco de la pareja.
9.- No olvidar reforzarse mutuamente tras la «prueba superada». Si todo ha salido bien, o lo menos mal posible; y además la planificación ha sido adecuada, o se ha sabido corregir a tiempo, es importante que la pareja se dé una pequeña alegría que refuerce aún más sus vínculos.
10.- Recordar que, lo que no se ha resuelto a 23 de diciembre, no se va a resolver el 24, ni el 25, ni el 31, ni el 1 ni el 6. Si para el año siguiente se quieren evitar situaciones desagradables, es importante empezar a resolverlas a partir del 8 de Enero.