Una mujer es violada cada hora en Colombia


Una mujer es violada cada hora en Colombia. Ocho mujeres son golpeadas cada hora. Una mujer es asesinada cada tres días. De todo esto se enteraron los colombianos esta semana después de que ocurriera en Bogotá, la capital colombiana, uno de las violaciones más espeluznantes de los últimos tiempos.
El 24 de mayo pasado, Rosa Elvira Cely, 35 años iba por el Parque Nacional, en pleno corazón de Bogotá, junto con su amigo del colegio.

Ese día William Cardona, coordinador de la Línea de Emergencias 123, recibió una primera llamada a las 4:47 de la mañana. La voz angustiada de una mujer decía haber sido violada en el Parque Nacional, uno de los más emblemáticos de Bogotá. Pedía socorro. A las 4:50 llamó de nuevo. Sus indicaciones fueron más precisas. Tras cerca de una hora de búsqueda las autoridades la encontraron. Fue una imagen estremecedora.
Según cuenta la revista «Semana», Rosa estaba tendida sobre un charco de sangre, con las extremidades inferiores desnudas y laceraciones en los brazos y el cuello que sugerían un intento de estrangulamiento. En la cabeza tenía un golpe fuerte. Pero además padecía graves heridas en las zonas íntimas, donde sangraba. De inmediato se solicitó una ambulancia.
«Los médicos de urgencias nunca habían visto algo tan brutal y tan horrible como lo que encontramos con esta persona», explicó el subdirector del centro médico José Páramo. No era para menos. Rosa Elvira sufrió un paro cardiaco, perdió la conciencia y al ser intervenida en el quirófano le encontraron la pelvis y el útero rotos como consecuencia de un palo que le habían introducido por el ano. Dentro del cuerpo se hallaron rastros de yerba y astillas.
Fueron cinco días de lucha en cuidados intensivos. Los médicos probaron, infructuosamente, distintas maniobras para controlar la infección interna que sobrevino, así como el traumatismo craneoencefálico. Rosa -madre de una niña de 12 años- falleció el lunes pasado y desde entonces el país está estremecido con este salvaje crimen.
Gracias a múltiples entrevistas y a lo que la misma Rosa llegó a decir al ser hallada moribunda, se supo quién fue: «Javier Velasco y Mauricio Ariza», aseguró la víctima al ser auxiliada. Tras varias pesquisas de las autoridades los responsables fueron identificados: ambos estudiaban en el colegio Manuela Beltrán, en horario nocturno, aunque en un curso distinto al de Rosa.
El día de los hechos, tras la jornada de clase que concluye a las diez de la noche, los tres fueron a departir un rato en un establecimiento de Chapinero, cerca del colegio. Luego Rosa se fue con Velasco en la moto de éste. No sabía el peligro al que se exponía. Javier Velasco Velásquez es un anónimo pero temido delincuente: en su prontuario figura una condena por homicidio y un par de investigaciones, una de éstas por abusos a una menor de edad.

A clase como si nada

Al día siguiente del brutal ataque, Velasco se presentó como si nada al colegio, suponiendo que su víctima había muerto. Sin embargo, poco después de que una profesora contó en clase que Rosa había sufrido un accidente y estaba en cuidados intensivos, Velasco salió discretamente de la institución y empezó a huir. La Policía logró detenerlo el viernes pasado por la noche y la captura fue aplaudida por el propio presidente de Colombia,Juan Manuel Santos. Su foto está en todas partes.
Según «Semana», Javier Velasco Valenzuela, de 44 años, es un delincuente con no poco kilometraje. Tiene una condena por homicidio: el 3 de junio de 2002 apuñaló hasta la muerte a una persona en el occidente de Bogotá. Ese día fue capturado pero por disposición de un juez de ejecución de penas estuvo recluido solo hasta el 31 de octubre de 2003. Medicina Legal determinó que era inimputable y recobró su libertad bajo la condición de que asistiera a Alcohólicos Anónimos. Es decir, pagó una pena de 16 meses de cárcel por ese crimen.

A la hija de su pareja

Por otra parte, en la fiscalía 254 seccional cursa en su contra un proceso por violación, cuya denunciante es su expareja y la víctima la hija de ésta, una menor de 11 años. Velasco explicó que la niña se le insinuó. Y como si fuera poco, desde el pasado 2 de mayo hay una orden de captura contra Velasco por violación.
¿De quién es la responsabilidad de que un individuo con semejante prontuario anduviera libre y tranquilo camuflado de colegial? ¿Del colegio, como sugiere el abogado Abelardo De la Espriella, o de una administración de justicia cuya inoperancia y cuyo silencio favorecen a los criminales?

Por www.abc.es