Inhumano Djokovic .GANA LA FINAL DE GRAN SLAM MÁS LARGA DE LA HISTORIA A NADAL EN AUSTRALIA


Novak Djokovic se proclamó campeón del Open de Australia después de derrotar en cinco mangas ante Rafael Nadal en la final más larga en la historia de los Grand Sam. 'Nole' conquista por tercera vez Melbourne y suma el quinto 'grande' a un palmarés que se sigue enriqueciendo a base de un tenis exquisito. Es el rey del circuito, el número 1 del mundo, el auténtico dominador del tenis en estos momentos.



Novak Djokovic se impuso a Rafa Nadal por un marcador global de 5-7, 6-4, 6-2, 6-7(5) y 7-5 tras cinco horas y cincuenta y tres minutos de juego en el partido más largo en la final de un Grand Slam. Oda al tenis, no se puede definir de otra forma el espectáculo que uno y otro dispusieron en un escenario con tanta leyenda como la Rod Laver Arena de Melbourne Park, acondicionada para la ocasión con 20.930 espectadores. Después de 29 capítulos escritos entre ambos y con el cartel de favorito corriendo de un lado a otro de la pista, el duelo comenzó con unas condiciones climatológicas -altas temperaturas y elevada humedad- que presagiaban una cruda batalla. Lo fue desde el inicio, no hubo momento de respiro. El primer set cayó en nómina de un Nadal que parecía haber estudiado a la perfección la estrategia del enemigo y supo arrinconar a Djokovic en el fondo de la pista. Los golpes ganadores del español se sucedían a la par que los errores no forzados del serbio y el break conseguido por el primero en el undécimo juego fue definitivo para firmar a su favor la primera manga. Su acierto a la hora de jugar metido en pista, cambiar direcciones y alturas a su rival y finiquitar cada golpe con la confianza propia de un número 1 daban sus frutos y hacían albergar esperanzas de una nueva hazaña.

Pero el cielo de Melbourne se tornó gris en un visto y no visto. La reacción de Djokovic no se hizo esperar y pronto se mostró como el jugador dominante y acertado que nos tiene acostumbrado a ver en las últimas fechas. Sus golpes 'endebles' se tornaron en 'bombas', como bautizó David Ferrer a los azotes del balcánico cualquiera que fuese el ángulo de ejecución. Sirvió de manera exquisita, corrió a cada pelota en intensos intercambios propios de dos titanes e hizo mucho daño al resto a un Nadal que veía aparecer fantasmas del pasado. Mientras el serbio mostraba su mejor versión con un juego profundo, potente, sólido y paciente, el español se dejaba ver con los hombros caídos y la cabeza baja. Las seis finales perdidas ante Djokovic el año pasado se sucedían una y otra vez en la mollera de Rafa, que veía cómo 'Nole' daba la vuelta al luminoso apuntándose el segundo y tercer parcial.
El cuarto set fue quizá el set menos brillante, pero también donde comenzó a cocinarse la tensión de un encuentro que parecía entrar en ebullición. Los ánimos desde la grada se repartían entre las dos mejores raquetas del mundo y los gurús comenzaban a romper sus estadísticas a medida que el reloj se quedaba sin arena. Después de unos primeros juegos de tanteo, donde la guerra ya castigaba el físico y la moral de ambos contendientes, llegó la exaltación. Nadal salvó un 0-40 en el siempre clave octavo juego, el choque se suspendió durante 15 minutos para poner la capota a la pista por culpa de la lluvia y tras la reanudación la justicia del tenis llevó la resolución del set al tie-break. La muerte súbita, tenis en estado puro, fue un tiovivo de emociones que acabó con Rafa levantando el puño a los cuatro vientos.

Después de casi cinco horas de juego, el partido volvía a empezar. Los intercambios desgarraban los maltrechos cuerpos de dos jugadores que nunca habían llegado al quinto set -enfrentándose entre sí-, pero que aún así se mantenían estoicamente sobre el tapete corriendo cada acción. Rafa, que comenzaba a apelar a la épica que parece tener por tercer apellido, se ponía por delante en el luminoso (4-2) con un break que despertó la batalla en las gradas. Los gestos de alegría de 'Los Nadal' (Sebastiàn, Miguel Ángel, Toni, Maymó, Forcades, Pérez-Barbadillo) se trasladó al box de los 'Djokovic' (Srdjan, Vajda, Divac, Jelena Ristic) con el contrabreak del serbio, que se resistía a hincar la rodilla a pesar de transmitir estar más castigado físicamente. La reacción del balcánico se cimentó en sus mejores armas, saque y golpeo dentro de pista. Pegó duro, hizo correr a Rafa y acabó logrando la ansiada ruptura en el undécimo juego. Luego, con su servicio, tiró de herorica para salvar una opción de ruptura antes de poner el broche al partido. Sabedor de haber entrado en la historia, se tumbó en el suelo para saborear la última gesta de su leyenda. En Australia comenzó su historia...

Por: www.marca.com