La única explicación que pueden ofrecer los especialistas es evolutiva. La espesa capa de pelos que cubría a nuestros remotos antepasados cumplía varias funciones, entre ellas, la protección contra el frío, el calor y los rayos solares. Pero cuando adoptaron la postura erguida, el sol pasó a incidir con más fuerza sobre la cabeza y menos sobre el resto del cuerpo. De esta forma, el vello corporal perdió su función y comenzó a ralear, mientras que los filamentos de la cabeza empezaron a ser más necesarios y crecieron con más vigor, lo que dio lugar al cabello.
Por www.muyinteresante.es