Estudiando a la descendencia masculina, Hosken comprobó que los hijos de los machos más “sexys” eran también los más atractivos de la siguiente generación. “El atractivo no puede ser definido por características individuales, por lo que no hay ningún atributo físico único que busquen las hembras en su pareja”, explica el investigador en la revista Current Biology. “Sin embargo las hembras obtienen un claro beneficio teniendo hijos sexy con más probabilidades de encontrar pareja y dar descendencia”.
Ahora Hosken espera que sus hallazgos puedan ser aplicados a otros animales, incluido el ser humano.
Por www.muyinteresante.es