La inescrupulosa mujer hizo que una de sus hijas llame a la escuela notificando que su hermanita había sufrido un ataque cardíaco en Costa Rica, para luego, el día siguiente, comunicar que la niña había fallecido y que la familia debía viajar para el funeral. Para sostener la mentira la Señora Barnett falsificó un certificado de defunción y lo envió por fax como prueba de la muerte de su hija.
Sin embargo, un empleado de la escuela sospechó del falso certificado porque tenía letras desalineadas y extrañas para un acta de ese tipo. Cuando se realizó la denuncia también se comprobó que el número del documento no coincidía con los registros y que según la fecha, correspondía a un hombre fallecido en 2005.
El engaño le costó a Joan su trabajo. Fue despedida y declarada culpable por el Tribunal Criminal de Manhattan. El lado positivo es que su hija está viva, y podrá ir a visitarla a la prisión.
Por: http://www.noticiaslocas.com